Cap 14: Mentiras indoloras

-No sé de qué me estás hablando, Waylon...yo...
-¡CÁLLATE!- nunca me había sentido así. Necesito irme, realmente estoy enfadado. Quiero saber qué está pasando de una maldita vez.
-Waylon...cuando lleguemos a Alemania...te lo diré todo.
-...- estoy tan cabreado y perdido en mis pensamientos que no puede dejar de visualizar la tienda una y otra vez.
-Cariño...
-Vayámonos al hotel.

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-Waylon,estáte quieto- dice Trager tirándome del brazo.
-¡Pero quiero entrar en la tienda!
-¡Quieto, colega! Si te portas bien, luego entramos.
-Está bien- digo apretujándome los mofletes.
-Buen chico.

Me escabullo y empiezo a dar vueltas. No aguanto más, ¡necesito entrar!

Es espaciosa y llena de cosas que me encantan. Mataría por tener tanta tecnología. Veo a un padre con su hijo. Él tendrás unos años más que yo, pero se nota que ya es un adulto. Me voy a acercar a él...un poco más...

-Quiero que sepas que algún día herederás todo mi negocio, Jeremy.
-Lo sé, padre, lo sé.

Trager me tira del brazo y me da una bofetada.

-¡Ay!
-Eso por irte sin mí, jum,jum.

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-Eres muy bueno con la informática, Waylon.
-¡Gracias, tío Trager!
-Estaba pensando...¿quieres aprender más...?
-Sí,sí,sí,sí,sí...¡SÍ!
-Jajaja...está bien...

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Despierto sudoroso. Estoy en la cama del hotel solo. Blaire no deja de ocultarme cosas. Yo le vi aquella vez en la tienda. Ahora lo recuerdo perfectamente. Pero, ¿y ese hombre? Arg, me encantaría preguntarle...aunque ha dicho que cuando lleguemos a Alemania me lo contará todo. ¿Será verdad? Odio recordar cómo Trager me enseñó a hackear...aunque gracias a él obtuve una buena beca.Miro en la mesita de noche. OH, DIOS. Casi me caigo. ¡Un portátil! Qué alegría...un momento. No.No creo que...

-Buenos días, Park- dice Blaire con una toalla mientras sale del baño.
-B-buenos días...- me parece que ayer me pasé un poco.
-...no pongas esa cara.Todo el mundo se cabrea cuando hay secretos.
-Sí...oye, Blaire...
-¿Sí, amor?
-Muchas gracias por el portátil.
-De nada, sé que te encantan esas cosas.
-Oye...tú ya has estado aquí, ¿no es así?
-Una vez...cuando era pequeño. ¿Cómo lo sabes?
-Bueno, tengo un recuerdo en el que estás con tu padre en una tienda y...¿?

Está palidísimo, esperando oír mis próximas palabras.

-No recuerdo más.

Ahora parece estar más relajado. ¿Qué me escondes, Blaire?

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-¡El Retiro es maravilloso!
-No tanto como tú...-me susurra.
-Mira que eres tonto.

Vamos de la mano, estoy feliz y a la vez preocupado. Quiero llegar ya a Alemania. Quiero conocer más a Blaire. Quiero que esta relación dure por siempre...

-Blaire.
-Dime, cariño.
-Háblame más de ti.
-E-está bien. Tomemos algo y montémonos en las famosas barcas.
-¡Sí!

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Jeremy rema con fuerza mientras yo devoro un bocadillo de jamón serrano. Vaciaría mi maleta y la llenaría con comida. Lo juro.

-Nací en Alemania, pero siempre estuve viajando por Europa, de un lado a otro. Hasta que un día...me cansé de mi padre y me fui a vivir a los Estados Unidos. Con gran esfuerzo, fundé Murkoff para fastidiar a la fundación Wernicke. Estuve mucho tiempo perdido, sin saber que hacer con mi vida...hasta que te encontré a ti.
-Vaya, qué sintético eres, ¿no?
-Bueno, yo tampoco es que sepa mucho de tu vida.
-Los dos somos personas solitarias, no somos tan diferentes.
-¿Acaso lo dudabas?

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-Irán a Francia y luego a Italia, ¿no es así?
-Sí, Miles.
-Son rápidos.
-Son unos capullos. Si no les cogemos sé de alguien que se enfadará con nosotros...
-Puf, ni le menciones, por Dios.
-Dame un beso, así te relajarás.
-E-está bien...

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Adiós, España. Bonjour, Francia. Blaire y yo hemos cogido el tren desde Barcelona. Sólo nos quedan Francia e Italia y después...Alemania. Estoy ansioso por ver la antigua casa de mi tío Trager en Alemania. La verdad, hace años que no le veo. Mmm...quizá debería buscar en internet un poco más de Murkoff y Wernicke...bah, qué más da. Prefiero arropar a Jeremy y mirar por la ventana mientras escucho música.